martes, 15 de septiembre de 2020

¿Quién te dio esa fuerza de pájaro?

 ¿Qué se hace con el dolor? ¿Dónde se guarda?

A ti te amo desde ahí, desde el dolor profundo

amasado desde mi infancia

templado en mi juventud

afilado como aguja y manso como lago.

Te amo desde la herida en el pecho,

desde la marca de un beso en el huesito izquierdo de la cadera

desde el melancólico extrañarte que me paraliza los dedos...

Y te amo hasta allá, hasta el dolor de la muerte

La muerte amor, de la que hablamos tanto

A la que quieres entregarte, al menos antes que yo

La muerte que ya me duele a mí 

la que me quiebra cuando veo a una viuda despedirse de quien ama

la que se me agolpa en las sienes de tarde en tarde

Dios te dio la fuerza de un pájaro y su número para que le hables diario

Tú le hablaste y le pediste morir primero, 

para no sentir esto que yo ya veo venir,

aunque aún falten decenas de años.

Me dolerás todavía muchas veces

Y cada vez, me extasiaré en mi daño


Itálicas robadas del poema "Amor" de Susana March


domingo, 6 de septiembre de 2020

Lista para no irse

Podría hundirme en esto que duele.

Dejarme ir por este agujero en el pecho. Implotar.

Abrir los brazos y desmoronarme.

Tecleo como quien busca aire en la ola que le aplasta.

Me detienen tres canciones que se repiten en círculo,

un plato de pasta que preparó mi mejor amigo,

el anillo plateado en el dedo anular de mi mano izquierda,

la promesa de que cuando acabe la pandemia, abrazaré a mi madre

la esperanza de que tocaré, con mis manos heladas, las orejas cálidas de mi padre,

el vestido de colores que usaré mañana.

No, ninguna de esas cosas llenará el vacío.

Nada de eso logra liberarme de este dolor viejo, antiquísimo

este dolor hecho piedra y cubierto de florecitas muertas.

Ni las letras, ni la bici, ni las notas, ni el olor a tomillo.

Nada de eso basta.

Pero, por lo menos

me convencen, 

(sólo por hoy)

de quedarme.