jueves, 29 de junio de 2023

Bailar con el mar

Ambos pies en la arena, y el cuerpo sumergido en agua salada.

Frente al mar siempre me he sentido pequeña, 

excepto esa tarde de marzo.

Esa tarde, el mar y yo éramos inmensos.

A mis espaldas, mi mejor amigo contemplaba el horizonte

Y yo, yo bailaba

¡Y qué baile!

Una chacarera tarareada y un vaivén eterno entre las olas y mi cuerpo.

Un lance al frente, una corriente suave hacia atrás, 

Un jugueteo que parecía caída y rescate -en el último instante-

Nada de piruetas -porque al mar hay que mirarlo de frente-

En cambio, los brazos abiertos como canasta de regalos terrestres

como invitando al agua hacia mi pecho

como diciendo “en este corazón, aquí, aquí siento”

Fui árbol, viento, criatura marina.

El mar y yo nos encontramos como iguales.

Le regalé mis enojos, mis tristezas, mi maraña de culpas y vergüenzas

y el mar vació en mí una gotita de inmensidad.

Del agua no salí pez, ni volcán, ni sombra

Salí mujer. Mujer que baila con el mar.