jueves, 27 de enero de 2011

Palabras

Las palabras suelen tener para mí más significados que los que aparentan. Me maravilla que una sola de ellas pueda decir una multitud de cosas diferentes al mismo tiempo. Es por esto que cuando en la pantallita de mi celular ("celular", como "célula" ¿Será acaso que a cada uno de nosotros se nos ha dado un trocito de un órgano tan grande que escapa a nuestra comprensión?) aparecen dos palabras diciendo "Te quiero" me imagino a veces (aunque bien sepa que esa no es exactamente la idea) como un juguete en el estante de cualquier tienda, que se enfrenta a la cara roja y berrinchuda de una niña pequeña.

Me pasa también de vez en vez que un "te extraño" me sepa a un "ya no te conozco", y entonces prefiero el "me haces falta" de la lengua franca, o que "funcionar" me lleve irremisiblemente a la imagen de Chaplin entre dos engranes, y busque (sin éxito) algo mejor para decir que me alegra que todo vaya bien...

Así, entre conversaciones serias y charlas amenas, me paso la vida, jugando a cambiarle de vez en cuando el sentido a las palabras, para probarlas en el mismo contexto.

Sin embargo, en este juego mío hay algunas palabras sólidas, tajantes, terribles, con las que mi mente se pone seria e interpreta normalmente en su más profunda intención: "Siempre", "Nunca", "Te amo", "Soy tuya"...

Ante ellas me encuentro luchando, antes de pronunciarlas o escribirlas, para asegurarme de que la razón haya aprobado ya las ideas... ¡Ilusa! Debería saber a estas alturas que el corazón no sabe esperar tanto, y (usualmente para mi fortuna) habla lo que la razón querría mantener callado :)

domingo, 16 de enero de 2011

10 de enero

Tras escuchar del asesinato de jóvenes en mi país...

"Hoy es cumpleaños de Laura, hoy es cumpleaños de Laura"
Repito esa frase en mi cabeza una y otra vez,como único consuelo y defensa ante un día que se pinta de rojo y negro...

"Hoy es cumpleaños de Laura..."
Y aprieto los dientes, y quiero taparme los oídos y volverme niña de nuevo para ya no escuchar.
Ya ha sido suficiente...
Pero en la radio siguen bombardeándome con cifras y descripciones.

"Hoy es cumpleaños de..."

No hay remedio...
Ni siquiera ese escudo (esa imagen de esperanza que por un momento me devuelve la fe en la humanidad) me salva de hacer mío el dolor de tantos.

Bajo mis párpados siento el cálido aviso de la impotencia, del enojo y del miedo.
Llanto...

"Un hombre muere en mí siempre que un hombre muere en cualquier lugar,
asesinado por el miedo y la prisa de otros hombres..."
Jaime Torres Bodet

miércoles, 12 de enero de 2011

Tobao


Juega al basquetbol. Es bueno, se nota en sus movimientos.
El clima de la costa se le coló por los sentidos, y mientras juega se le sale por cada poro de la piel.
Toma el balón y corre (¿Corre? ¡Baila!)
Logra llevar la pelota hasta la canasta y, sin embargo, no tira a encestar.

Cuando se ha vivido de verdad se comprende que la victoria no es anotar, sino conseguir el mejor juego posible. Por eso, apenas consigue el balón, lo manda al chico delgado y alto del otro lado.

Entre pases y canastas, él ríe con esa risa que retumba y se desborda hasta hacer reír a todos los corazones. Entonces ella, a la que ama, corre y lo abraza.

La pareja es extraña y perfecta: Él, alto, moreno... Un roble fuerte que de joven bebió sol hasta el cansancio.
Ella es pequeñita, de piel clara y castaños rizados. Parece muñequita de pequeñas manos.

Y los dos se aman.
La risa de ella lo alegra a él , y la de él la hace sentir en casa.

Y ambos, con ese amor y esa vida que no se puede poner en palabras, alegraron sin notarlo, un hogar que, hasta entonces, poco a poco, se apagaba.

A mis tíos, a los que extrañé desde el instante en que se fueron...