sábado, 22 de septiembre de 2012

Pasé la noche de nuestro día viendo una película que me regaló él. Tú la pasaste trabajando doble turno en un empleo al que entraste (lo sé bien) pensando en nosotros.

Te estoy haciendo daño amor.

Lenta, muy lentamente, te estoy haciendo daño.


domingo, 2 de septiembre de 2012

Una relación contingente

Un beso
Habría sido muy sencillo mover la mano un centímetro más allá de la taza de café que humeaba entre los dos.
Habría sido fácil rozar con mis dedos tu mano, y acercar tus labios a los míos, y cerrar por fin en un beso el espacio que hasta entonces nos separaba.
En un beso, habría sentido tu barba rubia rozando mi barbilla, y tu respiración..¿Cómo habría sido tu respiración? ¿Se habría acoplado al ritmo de la mía? ¿Reflejaría alguna pasión hasta entonces escondida?

(En un beso tendría la seguridad de que existes y de que existo, y de que existe ese espacio compartido en el que se igualan las extrañas ecuaciones con las que la Naturaleza nos creó)

...y mi mano en tu mejilla, y la tuya en mi espalda... Y la sensación de que la única piel que existe es la que se funde con la tuya...

En un beso le habría hecho cosquillas tu bigote a mi labio, y se habría hundido mi nariz en ese aroma tan tuyo que aún no descifro. (Porque tú hueles a algo que no conozco, a algo seductor, ligeramente amargo, incomprensiblemente prohibido...)

...mis ojos cerrados, y los tuyos... ¿Habrían buscado tus ojos claros a los míos? ¿Se habrían quedado cerrados, dándole más espacio al resto de los sentidos? ¿O los mantendrías entreabiertos, para mirar el frenesí de la carne, tan sugestivo cuando se besa a quien se desea, tan angustioso cuando se besa y no se ama...?

Queda la duda.

Pero si dudo, pregunto. ¿Qué tal si le preguntara a la vida?¿Qué tal si se lo preguntara a tus brazos, y a tus labios, y a tu espalda?
Podría dejar de inventar las escenas y correr a buscarte y saber, de cierto, a qué sabe besarte...

Un beso... Si pudiera tan sólo darte un beso, y luego borrarlo todo...
Un beso
Un beso

Y después la risa
Y después el llanto

Y luego el olvido y el silencio
Y luego el canto

Y al final la muerte, que, como siempre, me espera hasta que llegue.
Y al final la muerte.
Porque al final, tú lo sabes bien, está siempre la muerte.