viernes, 22 de enero de 2010

Ha muerto





Un texto escrito después de un día de gran contraste... Disculpen el tono inusual en el escrito, la mente está aún nublada...

A la memoria de un buen hombre

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Me levanté antes del amanecer, preocupada porque ya era tarde. Hoy quería bañarme con calma, vestirme con cuidado, peinar con detalle cada uno de mis cabellos...
¡Banalidades todas!
Desayuné a prisa y fui a la escuela
En mi mente estaban las tareas, los proyectos, acabar los problemas antes del toque y convencer al coordinador de que actuara en nuestra obra
¡Ciegas preocupaciones!
Primer recreo y me inundaban el orgullo, la alegría, y un cierto toque de vanidad al ver las grabaciones
¡Ilusa mil veces!
Segundo recreo, representamos la oda... Para mis expectativas, un rotundo éxito... Estaba loca de felicidad; aplausos, abrazos, felicitaciones y nuevos proyectos
¡Ingenua chiquilla!
Las últimas tres clases las pasé anhelando la salida, saboreando imágenes, paladeando ideas...
Comí deliciosamente, bien acompañada... Una docena de rosas y su mirada acompañando mi cuchara
¡Y él que ya ni comer podía! ¡Él que no volvería a ver a su amada!
Fuimos al parque, reímos, nos abrazamos, bromeamos y por momentos hablamos en serio
¡En serio! ¿Qué hay de importancia en nuestras palabras a comparación de la lucha que él libraba?
Vuelvo a casa eufórica, extasiada
Saboreo los momentos que me regaló el hoy, revivo las risas y la alegría, intento aliviar tristezas y regalar sonrisas
Y entonces me dan la noticia que lo pone todo en perspectiva:

El señor Octavio, ese hombre de cabello cano y sonrisa franca que tanto me quería,
Él, el abuelo de mi prima, el padre de tantos hijos, el que había cumplido 50 años de casado,
Él, el que vivía trabajando, riendo y amando, él que ya no respiraba, ni veía, ni reía ni amaba

¡Qué pequeños, qué frágiles, qué simples y ciegos somos los hombres! Y estamos condenados a vivir así, de sentimientos pequeños, intrascendentes a lado de la muerte.

Vivimos apenas unos instantes, y ¡cómo los desperdiciamos!

Don Tavo se ha ido, y yo no he derramado una sola lágrima, pero cómo ha dolido por dentro, cuánto ha generado en mi cerebro.

¿Era acaso un contraste tan fuerte como éste necesario para hacérmelo notar?

...Varios tragos es la vida, y un sólo trago es la muerte

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Felicidades Cecy! Has relatado de manera amena y positiva un viernes, día anhelado por estudiantes y la juventud que desea sólo divertirse. Esta entrada me emocionó, desde la alegría hasta la nostalgia. Además lamento lo de Don Tavo, sé que fue un gran hombre y su vida persistirá en nuestras memorias.

Elvira Gabriela Rodriguez Flores dijo...

Quizas demasiada alegria era maravillosa y era necesario hacernos bajar de nuestra nube de ensueños. Porque yo no perdi a Don Tavo pero si perdi otras cosas. Que descanse en paz.

Seguro disfruto tu texto desde alla arriba y desea que ese dolor que causo su partida desaparezca rapido.

un abrazo fuerte.

LUIS dijo...

me gusto. ya que nosotros los humanos vivimos siempre con cosas pequeñas y cuando nos dan una noticia grande quedamos inpactados...
me gusto y te felicito.

Luis Gab.

Jo Pelerín dijo...

Tony Apolo:
Gracias por comentar

Angelita:
Estoy de acuerdo, la vida es increíblemente justa y sabia... Equilibra perfectamente nuestras experiencias
Gracias por el abrazo, no tienes idea de lo mucho que ayuda uno

Luis:
Sí, las noticias grandes suelen crear fuertes impresiones