miércoles, 9 de junio de 2010

Pequeña historia

Estoy enamorada de mi profesor de español.
En realidad, hace tiempo que dejó de darme clases, pero aún lo recuerdo: Alto, elegante, siempre con el traje impecable y el cabello bien peinado. Pero quizá lo que más me llamaba la atención era que duarnte las primeras semanas de clase, nunca sacaba la mano del bolsillo del pantalón.
Uno de tantos días, mientras daba su clase, sacó el brazo y en vez de mano vimos un muñón.
Jamás nos contó la historia, ya nadie nunca le preguntó, pero eso sólo me hizo admirarlo aún más.
De pronto parecía que su traje, su peinado, su hermosa letra, la corbata bien anudada y todos los demás pequeños detalles que observábamos en él eran imposibles.
Esa tarde llegué a mi casa a intentar hacer todo lo que hacía normalmente, pero jugando a que me faltaba una mano. ¡Fue algo tan difícil! Terminé de desvestirme y ponerme la pijama una hora después de lo normal, pero no me rendí porque sabía que alguien más era capaz de hacerlo.
Después de ese día, todos en el salón le tomamos gran cariño, y para la graduación, él era invitado de honor.
El día de la fiesta llegué tarde. Entré y busqué a mis amigos. De fondo sonaba una hermosa canción de piano, y ya habían servido la cena. Después de saludarlos a todos, pregunté por mi maestro. Entonces, una de mis amigas me tomó de la mano y me llevó junto al piano.
Me quedé sin habla. Sentado en el banco estaba mi profesor de español, tocando con una mano y dando los acompañamientos con el muñón.
Salimos de vacaciones y no volví a saber de mi maestro, pero ahora estoy segura de que nada es imposible

Adaptación de una historia contada por una de las maestras de mi mamá.

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