Lo sé, no es un gran texto... Pero el sentimiento no me dejó escribir
Un saludo a todos!
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Confieso que no quiero decir adiós. Llevo ya mucho tiempo en esta escuela y me duele tener que dejarla. Quizá suene mejor un “hasta luego” o mejor aún, un “hasta pronto”, aunque sé que ya nunca será lo mismo. Y es que los cambios nunca son sencillos, y menos cuando se debe cambiar de algo muy querido a algo completamente desconocido
Cuando entré a segundo de primaria, todo me parecía enorme, sentía que podría tomarme todo el recreo ir a la cabaña y regresar. Ahora recorro esa distancia en tres minutos y me sorprendo al recordar que el mismo viaje me hacía sentir parte de toda una odisea.
Pareciera como si todo se hubiera hecho más pequeño, aunque en realidad, lo que importa se ha hecho mucho más grande: los recuerdos.
¿Recuerdan todos los plays ? Cuando nos disfrazamos de fodongas, el Fantasma de Canterville, Romeo y Julieta, El Mago de Oz, El Violinista en el Tejado… Para cada uno de ellos ensayamos días completos y volvimos locas a las maestras porque en los ensayos nada salía como debía.
Incluso ahora en la secundaria, con los recitales de música, las ceremonias para el día del maestro, la obra y la pantomima… Me temo que por poco dejamos sin voz a Miss Magdy y al profesor César…
Y todas esas presentaciones nos han dejado algo. Podría ser que ya no le tememos a pararnos frente a un público y cantar a gritos, o bailar como el pavo de Direct TV, o podría ser que a través de cada una de esas ceremonias hemos aprendido un poco más. Pero yo creo que lo más valioso no estaba en la obra, si no en todos aquellos momentos detrás del foro, cuando sólo teníamos a nuestros compañeros para ayudarnos a afrontar el miedo.
¿Recuerdan a nuestras maestras? A Miss Tere y sus pañoletas, a la Miss Lulú que nos invitaba a su casa, a la Miss Lupita de tercero y sus historias increíbles, a la de inglés y los peluches, a Miss Elizabeth que salía llorando del salón, a la Mayestra que se la pasaba gritando, pero que aún así fue una de nuestras mejores maestras, a la Teacher Witcher siempre sonriendo, a Miss Imelda y la foto de Gatúbela, a Miss Vero y sus chinitos, a Miss Vianny antes de irse.
Y a todos nuestros maestros en la secundaria, a los que recuerdos y apodos no les faltan.
No, no quiero irme, la mitad de mi vida está guardada en esta escuela. No quiero separarme de mis amigos, decir adiós a mis maestros y sentir que quizá sea hoy la última vez que salga por el portón con mi uniforme del Chapus.
Pero sé que ahora me toca pasar a la prepa, que ya no puedo seguir en mi secundaria. Continuaré en mi camino, y continuaré con gusto, pero nunca me olvidaré de mi escuela.
A todos mis amigos, especialmente a los de tercero, sólo puedo decirles: Gracias
Gracias porque son ustedes los que me han dado las mayores alegrías, los mejores recuerdos, y los que han estado ahí para apoyarme siempre que lo necesito.
Y a mi querida escuela, de la que me enamoré y a la que prometo volver, gracias también, porque en ella he pasado los mejores momentos de mi vida.
Hasta aquí dejo este texto, que escribí para mis maestros y mis amigos, sólo puedo agregar una frase que escribió una alumna el año pasado: Por favor, ¡no se cansen de volar!