jueves, 15 de mayo de 2008

Carta a mis maestros


Carta a mis maestros

Hoy reflexioné: ¡Cómo corre el tiempo, cómo se nos escurre y escapa afectando todo lo que toca! Hoy he detenido, por un instante, la incesante carrera de la vida, para notar qué tan lejos me ha llevado.

11 años de mi vida mi familia me ha compartido con una familia aún mayor: mi escuela. Pero, esto me hace pensar: ¿Cómo sería una escuela sin maestros? Sería sólo un patio de recreo que sin guía y sin provecho se volvería monótono después de un tiempo.

Es en mis maestros en los que pensé hoy que detuve el tiempo.

Estoy segura de que ellos ya me han marcado de por vida.

Aún recuerdo a mis maestras de preescolar, y me alegro infinitamente al verlas. Ellas me mostraron que la escuela era un buen lugar; me dieron herramientas como los números y las letras y finalmente me dijeron adiós, como les han dicho a tantos niños más. Sin embargo, aún ahora, las he encontrado y me he alegrado al notar que no me han olvidado. ¡Qué profunda es la memoria del que enseña y no olvida los tropiezos y triunfos del alumno!

En la primaria, descubrí en los maestros no sólo enseñanzas, también consejos. Fueron mis maestros los que me apoyaron cuando parecía que en la escuela nadie más lo haría. Y es que fue en la primaria donde sufrí más, donde creí que estaría sola por siempre. Me equivoqué: En los momentos de mayor desesperación, aparecían mis maestros y me tendían la mano. En ellos encontré un refugio y un aliento que me impulsó a pasar a una nueva etapa. Curioso es ver cómo todos me prepararon para lo que seguía, no deseando aprisionarme, sino ayudarme a volar aún más alto.

Pasé entonces a la secundaria, y me encontré con muchos más maestros de los que jamás había tenido conocimiento. Algunos altos, otros bajos, delgados y llenitos, enojones y bondadosos.

Cada uno de ellos me ha dado algo, me ha mostrado qué es lo que me gusta, me han aconsejado cuando me veo en problemas, me han alentado para llegar siempre más alto o me han obligado a usar mis mejores argumentos para apoyar mis ideas, aún cuando éstas vayan en su contra.

Pienso por ejemplo en los maestros que han dado una clase tan buena, que me han obligado a buscar información por mi cuenta, o a aquellos que por no contestar a una de mis preguntas, me han mantenido ocupada investigando por horas.

No olvido los consejos de mis maestras de primaria, o las horas platicando con mis maestras cuando mi mejor amiga se fue de la escuela, o el libro que me prestaron para distraerme de mis problemas, o todo el tiempo que pasé platicando con aquél maestro que me ayudó a tomar una decisión importante.

A diario escucho la voz del maestro de Español, o de la maestra de Inglés, o de la de Matemáticas, que nos invitan a llegar más lejos, a aprender más, a esforzarnos un poco. Que nos llaman cuando nos salimos del camino.

A veces discuto con el profesor de Historia, o de Biología, o de Deportes. Y siempre, después de discutir, estoy exhausta, pero sé que en la discusión he aprendido mucho más que en una clase normal.

Recuerdo aún a todos los maestros a los que les hemos hecho el trabajo imposible, aquellos a los que no quisimos escuchar. Aún pagamos caro ese descuido. Aún pesa la falta de interés cuando presentamos los exámenes o cuando queremos recordar lo que vimos en clase.

¡Maestros! ¡Cuánto les debo yo y cuánto les debe la humanidad entera! Porque ¿Saben? Jamás habría avanzado la humanidad sin maestros. Se necesita alguien que enseñe, que guíe, que siembre curiosidad y conocimiento en la mente de cada uno de nosotros. Por eso estoy aquí ahora, para unir mi voz a la de tantos que han intentado poner en palabras la grandeza de la enseñanza.

A ustedes maestros, mi respeto, y mi más sincero agradecimiento.

3 comentarios:

Arturo dijo...

Creo que no te lo había dicho antes; me encantó!!!! No sabes cuánto disfrute leyéndolo, y más escucharte decirlo ayer en la mañana... Mientras lo leía te escuchaba decirlo, reviví aquel momento, por unos minutos el ayer se convirtió en hoy, el pasado en presente y el recuerdo en momento.

Te quiero mcuho!!!!

Anónimo dijo...

No queda ninguna duda que los maestros son muy importantes

Anónimo dijo...

Es hermoso y se expresa de una forma hermosa hacia los maestros...les quita esa mascara de ogros...que aveces vemos cuando estamos niños....=D