Escribiré, porque a falta de música, a falta de un abrazo, a falta en fin de ánimo, sólo queda llenar una hoja en blanco con ideas de color.
Amo la vida con cada partícula de mi ser... pero quizá por eso me duela más saber que alguien se ha arriesgado a perderla por completo y la ha perdido.
Pamela Rubirosa fue mi compañera, estuvo en la misma escuela que yo por no sé cuántos años, su mamá nos visitaba seguido, y aún está en mi mente la imagen de una chava de tercero de secundaria con la piel blanquísima, el cabello corto y negro enmarcándola, una sonrisa rebelde y un celular en la mano... Pero quizá lo que más me haya llegado fue la edad... Tenía 16 años, sólo 1 más que yo, sólo 1 más que mi mejor amiga, sólo 1 más...
Quizá nunca se dio cuenta de lo mucho que valía la vida, quizá el que no lo pensó fue el chavo que iba conduciendo, pero por eso ella y otros 5 chavos murieron hoy en un choque.
¿Es que no se dieron cuenta de que cada vez que alguno de ellos estuvo enfermo alguien cuidó de ellos? ¿Es que no les importaron los 16 años de alegrías, tristezas y emociones que pasaron al lado de tantos que los querían? Yo, no los conocí, al menos nunca le hablé a Pamela, pero aún así su muerte me ha dejado una huella muy honda...
Gracias Dios porque para pasar por todo esto me has dado a mucha gente que me apoya: A mi madre que en seguida quiso consolarme, a mi padre que vino a darme ánimos en silencio, a mi hermano que no se cansó de intentar hacerme reír, a mi novio que me ha mostrado cómo puede ser serio cuando se necesita, que me ha hecho sentir segura y querida, y que ha leído todo lo que mis dedos frenéticos han escrito para él. Gracias por mis amigas, que a pesar de su propio dolor han intentado aliviar el mío, gracias en fin Dios por enseñarme tantas cosas. Sólo puedo pedirte por todos aquellos que sé que lo están sintiendo mucho más que yo... Dales todo el apoyo que me has dado a mi.
Y ahora, dejaré de escribir, pues he escrito para no olvidar y para superar... Las lágrimas se secaron hace tiempo, y el papel ya ha registrado bastante. Ahora sólo me queda recordarle a mi corazón que yo estoy aquí para ser feliz... recordarle que ahora voy a dormir y mañana sonreiré de nuevo, porque quizá sea ese el mejor apoyo que pueda dar a mis amigos...