Un texto escrito en Semana Santa, después de una excelente discusión con uno de mis primos favoritos ;D Cualquier comentario será leído con gusto.
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De la primera pregunta mucho se ha hablado ya. Una animal no está conciente de lo que hace, no traza largos planes ni se duele por asesinar, robar o envidiar porque todo ésto no existe en su universo. El humano sí, está benditamente condenado a ser conciente de sus obras y pensamientos.
De la segunda... El placer es fugaz y poco meditado. ¿Qué hay de complicado en saborear un chocolate, deleitarse con buena música o acariciar la piel de otro ser? En cambio, la felicidad es algo mucho más complejo. Exige planeación, sacrificio, esfuerzo, voluntad, sabiduría... Exige además conciencia y total percepción de lo que se hace y piensa.
La felicidad es tan anhelada porque, a diferencia del placer, dura aún si el motivo de felicidad ha acabado ya.
¿Estoy acaso en contra de los placeres? Al contrario, los veo, cuando están bien enfocados y ubicados, como una serie de trampolines que hacen el camino hacia la meta mucho más disfrutable y llevadero. Pueden ser indicadores de que la ruta elegida es la correcta... Aunque pueden ser también motivo de perdición.
Volviendo a las dos preguntas iniciales, diré que la concienca, la capacidad de saber que se está viviendo y sientiendo algo, y sobre todo la seguridad de que se tiene poder sobre lo que se hace con las circunstancias que nos rodean son las que hacen al humano humano, y las que le dan la capacidad de ser feliz.