jueves, 27 de enero de 2011

Palabras

Las palabras suelen tener para mí más significados que los que aparentan. Me maravilla que una sola de ellas pueda decir una multitud de cosas diferentes al mismo tiempo. Es por esto que cuando en la pantallita de mi celular ("celular", como "célula" ¿Será acaso que a cada uno de nosotros se nos ha dado un trocito de un órgano tan grande que escapa a nuestra comprensión?) aparecen dos palabras diciendo "Te quiero" me imagino a veces (aunque bien sepa que esa no es exactamente la idea) como un juguete en el estante de cualquier tienda, que se enfrenta a la cara roja y berrinchuda de una niña pequeña.

Me pasa también de vez en vez que un "te extraño" me sepa a un "ya no te conozco", y entonces prefiero el "me haces falta" de la lengua franca, o que "funcionar" me lleve irremisiblemente a la imagen de Chaplin entre dos engranes, y busque (sin éxito) algo mejor para decir que me alegra que todo vaya bien...

Así, entre conversaciones serias y charlas amenas, me paso la vida, jugando a cambiarle de vez en cuando el sentido a las palabras, para probarlas en el mismo contexto.

Sin embargo, en este juego mío hay algunas palabras sólidas, tajantes, terribles, con las que mi mente se pone seria e interpreta normalmente en su más profunda intención: "Siempre", "Nunca", "Te amo", "Soy tuya"...

Ante ellas me encuentro luchando, antes de pronunciarlas o escribirlas, para asegurarme de que la razón haya aprobado ya las ideas... ¡Ilusa! Debería saber a estas alturas que el corazón no sabe esperar tanto, y (usualmente para mi fortuna) habla lo que la razón querría mantener callado :)

1 comentario:

Laura Sofía Rivero -Cariño- dijo...

Soy tuya, engloba la promesa. Es una madejilla de alma y cuerpo. Es entregarse para poseer lo tangible e intangible. Es etéreo, es viento, es rojo.
Me encantan esas promesas. Ese humo atrapado facilmente entre los dedos y convertido en un pétalo de flor.