Me pasa también de vez en vez que un "te extraño" me sepa a un "ya no te conozco", y entonces prefiero el "me haces falta" de la lengua franca, o que "funcionar" me lleve irremisiblemente a la imagen de Chaplin entre dos engranes, y busque (sin éxito) algo mejor para decir que me alegra que todo vaya bien...
Así, entre conversaciones serias y charlas amenas, me paso la vida, jugando a cambiarle de vez en cuando el sentido a las palabras, para probarlas en el mismo contexto.
Sin embargo, en este juego mío hay algunas palabras sólidas, tajantes, terribles, con las que mi mente se pone seria e interpreta normalmente en su más profunda intención: "Siempre", "Nunca", "Te amo", "Soy tuya"...
Ante ellas me encuentro luchando, antes de pronunciarlas o escribirlas, para asegurarme de que la razón haya aprobado ya las ideas... ¡Ilusa! Debería saber a estas alturas que el corazón no sabe esperar tanto, y (usualmente para mi fortuna) habla lo que la razón querría mantener callado :)
1 comentario:
Soy tuya, engloba la promesa. Es una madejilla de alma y cuerpo. Es entregarse para poseer lo tangible e intangible. Es etéreo, es viento, es rojo.
Me encantan esas promesas. Ese humo atrapado facilmente entre los dedos y convertido en un pétalo de flor.
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