Ahora sé lo que es sentir esa duda, esa zozobra, esa constante presión en el pecho y sobre todo, esa impotencia que inunda y domina cada pequeño pensamiento.
Temí, profunda y dolorosamente. Y escuchar su voz a salvo bastó para disipar todo lo que había sentido hasta ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario