jueves, 15 de diciembre de 2011

A tres pasos... (continuación)


La continuación de "A tres pasos"

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Un paso
Si estirara la mano, mis dedos se bañarían de su olor. ¡Dichoso el aire frío de la noche que, al contacto con su piel, se llena de calor!
Ella me ve con esos ojos inmensos, cristalinos. La pregunta sigue ahí... Y también el reto.

Dos pasos
Los labios seductores, temblorosos... en la garganta se le han atorado las palabras.
Yo le pido, con el índice sobre los míos, que no haga ruido. Le pido que guarde en el silencio su sorpresa, que me deje llegar a ella y adivinar en un beso lo que ahora calla.
En un movimiento lento, infinitamente lento, gira por completo. La curva de su espalda era sólo el preludio de un torso bellísimo.
Yo me quedo perplejo. ¿Quién podría salir airoso del hechizo de su ombligo pequeño y secreto? ¿Quién del encanto de la luna brillando, juguetona, en su pecho? ¿Quién de la delicadeza del rizo de su pelo besando su hombro derecho?

Ella sonríe. Ha ganado el duelo.
Camina de pronto con rapidez, altiva. Pasa a mi lado y yo sigo quieto.
Toma una bata, se cubre, y se pierde en la oscuridad de la habitación.

Tres pasos.
Pero ella se ha ido ya.

...es así, y así será siempre. Yo soy sólo el espectador que mira de lejos, sólo el fotógrafo que captura una imagen que nadie más verá...